Método CIA

1. Todo comenzó cuando una amiga me pidió que ayudara a sus hijas con el inglés. Yo misma había luchado con el idioma durante años, pero tras vivir en Liverpool y aprenderlo de forma natural, decidí probar un enfoque diferente.

2. Con pocos recursos y mucha determinación, diseñé un método basado en el pensamiento lógico y la comprensión real del idioma, alejándome de la memorización tradicional. Para mi sorpresa, funcionó. El boca a boca hizo el resto, y en pocos meses mi pequeña aula en un quinto sin ascensor se llenó de alumnos de todas las edades.

3. El paso definitivo llegó con la especialización en adultos y la transformación digital de mi academia. La enseñanza online no solo amplió el alcance del Método CIA, sino que demostró ser aún más eficaz para lograr resultados reales.

Hoy, con cientos de alumnos satisfechos, puedo afirmar con orgullo que aprender inglés no es cuestión de talento, sino de método. Y aquí, te enseñamos a hacerlo de verdad.

1. Aprender inglés no tiene por qué ser un sufrimiento ni llevarte años. El Método CIA nació precisamente de esa frustración: ¿por qué después de tanto estudiar seguimos sin hablarlo bien? La respuesta es simple: nos han enseñado a memorizar, no a entender.

2. Aquí hacemos las cosas de otra manera. El inglés es un puzle con pocas piezas, pero si no las conoces bien, nunca podrás montarlo. En vez de obligarte a repetir reglas sin sentido, te enseñamos a pensar en inglés, a comprender su estructura y a usarlo de forma natural.

3. Las clases son online, flexibles y personalizadas, para que aprendas a tu ritmo sin perder el tiempo. Da igual si quieres mejorar por trabajo, viajes, entrevistas, certificaciones o simplemente porque te da la gana. El objetivo es el mismo: que dejes de ver el inglés como un obstáculo y lo conviertas en una herramienta real.

Si hasta ahora no has conseguido hablar inglés, no es porque no puedas. Es porque aún no has probado el Método CIA.

1. Soy Anjana, docente, creativa y amante del inglés. Nací en Valladolid, pero mi corazón es norteño, con Cantabria y su mar grabados en la piel. He vivido en varios lugares—Madrid, Valencia, Liverpool—y de cada uno he aprendido algo que hoy forma parte de mí.

Mi historia con el inglés no empezó con buen pie, pero justo eso me llevó a desarrollar un método propio que funciona. Aprenderlo me cambió la vida, y hoy me dedico a hacer que mis alumnos vivan esa misma transformación. No creo en memorizar reglas sin sentido, sino en entender el idioma, hacerlo tuyo y usarlo con confianza.

2. No hay una versión «profesional» y otra «personal» de mí. Soy cercana, transparente y apasionada en todo lo que hago. Me emociona enseñar, compartir lo que sé y ver cómo otros logran cosas que antes creían imposibles. Disfruto formando a docentes y creando nuevas formas de enseñar que realmente conecten con los alumnos.

3. Además de profesora, soy madre. Mi hija crece rodeada de inglés porque sé de primera mano que aprender un idioma no tiene por qué ser complicado si se hace bien.

Si algo me define es que no paro de crear, de buscar soluciones y de mejorar, lo cual ha sido posible gracias a la confianza que tantos alumnos han puesto en mí a lo largo de los años. Aprender inglés puede cambiarte la vida, y estoy aquí para demostrarlo.

1. Mi objetivo es hacer fácil lo que siempre han hecho difícil. El inglés no es complicado, pero la forma en que se enseña muchas veces sí lo es. Quiero que mis alumnos logren su objetivo sin perder años en métodos ineficaces, aprendiendo desde la lógica y la comprensión real del idioma.

2. Pero mi meta va más allá. Quiero formar a otros docentes para que también enseñen inglés de una manera efectiva y accesible. Sueño con que mi método llegue a la enseñanza pública, para que aprender inglés no sea un privilegio reservado a quienes pueden pagar academias privadas o viajar al extranjero. El idioma es clave en el mundo laboral y no debería ser un filtro que favorezca solo a los más afortunados.

3. Romper esa barrera es mi misión. Quiero que todos tengan la oportunidad de aprender inglés de verdad, de usarlo, de disfrutarlo. Por eso creo en crear espacios y actividades donde practicarlo en un entorno real y accesible.

El cambio no será fácil, pero estoy dispuesta a trabajar para que, algún día, aprender inglés sea un derecho y no un lujo.